Manifiesto
Teniendo en cuenta que las fronteras geográficas son límites arbitrarios, y que en general, no coinciden con las regiones culturales, podemos decir que, en efecto éstas, casi siempre se manifiestan en la coexistencia de dispares actividades humanas, generando una diversidad que se exterioriza, en términos étnicos, lingüísticos, socioculturales y hasta políticos o religiosos, en su más amplia acepción.
Este intercambio, es el origen de la música de raíz folklórica, en todo el mundo. De hecho, nuestra música, es el resultado de un amasado cultural en manos de nativos e inmigrantes de todas partes.
Luego de las guerras mundiales, nuestro país gozó de un auge del folklore nativo, promovido desde las escuelas y por todos los medios de comunicación masiva. Fue entre las décadas de 1940 y 1960, en que en casi todas las casas de familia había una guitarra y los luthiers no dieron abasto, al punto de tener que importarlas de Brasil.

Hasta que comenzó la importación del rock. En esos tiempos irrumpió el Chango Farías Gómez, con su grupo, Los Huanca Huá, influenciado por el grupo afro estadounidense, Mill Brothers. Luego, Raúl Carnota, creando chacareras con influencias del jazz y el blues. Waldo de los Ríos, que, en su joven grupo, Los Waldos, fusionaba los ritmos nativos con instrumentos eléctricos. El tucumano, Rubén Lobo -luego baterista de Mercedes Sosa-, incorporaba los “brass” en su Tushka Trío.
El folklore argentino comenzó a fusionarse también con el son cubano, la bossa nova brasileña, la música andaluza y mucho más, abriéndose a una infinidad de posibilidades nuevas. Tanto, que hoy es moneda corriente para las nuevas generaciones, en las escuelas de música del país. Como señaló el músico Tito Francia, ya, el gaucho, había sido protagonista de una revolución cultural cuando, a partir de recibir el folklore español, comenzó a crear un folklore diferente, el argentino, al fusionar las raíces nativas con lo español.
Por eso, es elogiable y apasionante, contemplar y divulgar no sólo a los artistas nacionales, sino, también, a los del resto de América Latina y del mundo, que interpretan un folklore, o bien tradicional, o a quienes están creando nuevas formas de folklore, pero siempre respetuosas de las raíces. Y, mucho más, si lo hiciesen con mucho estudio y una gran exigencia de calidad poética y musical, como lo señaló el mendocino, Tito Francia, uno de los integrantes del manifiesto del “Nuevo Cancionero” cuyano, al que tomamos como principal referencia.
Detrás de este reformador legado, se propuso una poética que no sólo hablara del paisaje, sino también de la problemática social, de ese hombre que es “paisaje que anda”.
De pronto, en la década de 1990, irrumpió, en la Argentina, un estandarizado período, donde se acentuaban la autorreferencia y una desatinada moda caracterizada por un folklore que copó todos los festivales folklóricos y la mayoría de los medios masivos de comunicación. Casi sin darnos cuenta se dejó de lado a gran parte de nuestros grandes referentes, como: José Larralde, Alfredo Ábalos, Víctor Velázquez, Carlos Di Fulvio, Suma Paz, Pocho Sosa, Los de Imaguaré, Jorge Marziali, Raúl Carnota, Chango Farías Gómez, Mario Bofill, Omar Moreno Palacios, por nombrar a algunos. Ni hablar que también quedaban condenados a la invisibilidad cientos de artistas jóvenes que recién pretendían ascender en esa misma línea estética.
Fue así que, en todos esos espacios y medios, menguó, o se obvió, directamente, el enaltecimiento y la visibilización de todos aquellos grandes referentes históricos, muchas y muchos de los cuales, aún, no llegaron a tener el reconocimiento que se merecen.
Desde aquí seguiremos honrando y disfrutando a quienes, con coherencia, talento y sensibilidad, han ejercido el compromiso de traducir el ser y sentir popular, desde el firmamento musical.
También, opinaremos sobre obras de teatro criollo, sobre narradores orales, sobre peñas bailables, sobre talleres, clínicas de música, discos, artesanos, pintores, titiriteros, como así, también, sobre quienes elaboran productos regionales y mucho más, estén en el país o en el extranjero. Para completar tal deferencia, aguardaremos el envío de avisos de los mismos.
Con lealtad y gratitud como consignas, postulamos, con pasión, este primordial manifiesto, con la firme convicción de actuar como alternativa, para edificar una pronta restauración cultural.
Hoy el país, necesita de todos más que nunca.
delcolorado.com