El Manzano y el Limay, poema de Raúl Ferragut.
Sobre el autor
Es periodista agropecuario y comunicador social de la región del Alto Valle del Río Negro, que eligió especializarse en el ámbito rural tal vez porque su abuelo fuera chacarero en el mismo valle y fruticultor de manzanas.
Pero además lo acompaña el don de la poesía, al parecer desde muy joven. Decimos así porque él no se reconoce poeta y nunca se ocupó de modo continuo y mucho menos de modo profesional.
Lo contactamos porque es el autor del poema El Manzano y el Limay, al que el salteño César Isella le puso música y la convirtió en canción. Raúl, como periodista es muy prestigioso a nivel nacional. Es un hombre cabal, criollo, de un gran compromiso social, que ama a su país y a sus raíces, apasionado del folklore, amante de la pesca, de compartir fogones y asados con sus amigos, y de una gran humildad. Es que semejante poema no podía haber salido de un aborto de la naturaleza. Era cantado de que detrás de ese pomea había un “gigante”. Él ha tenido la generosidad de brindarse entero y yo, Colorado, tengo el honor de ser agraciado con su amistad. Se lo debo a mi otro gran amigo, Matías Longoni, quien nos presentó y hemos formado un triángulo cómplice de copas y palabras, como dijera mi sutil amigo músico, Oscar Llobet.
Entonces le dijimos a Raúl que si hace tantos años escribió un poema de semejante hermosura, tan maravilloso, pues seguramente debería tener más poemas y, ojalá, de esa misma hondura literaria e interpretativa. Nos respondió que llevaba mucho tiempo sin escribir y que guardaba varios poemas en algún arcón de sus recuerdos. Los buscó y nos compartió algunos. Nosotros seleccionamos dos, y le enviamos uno al Jeremías Chauque, el hijo de Rubén Patagonia, y el otro a Bruno Arias. Ambos dijeron que en algún momento harían el intento de ponerles música.
Raúl Ferragut fue dado a luz en Cipolletti, frente a la confluencia del río Limay y el Neuquén, donde nace el río Negro. Estudió periodismo en Buenos Aires y luego regresó a su región, afincándose en General Roca, para ejercer una lucha incansable en favor de los fruticultores de su pago natal. En su época de universitario en Buenos Aires, fundó con sus amigos el centro de estudiantes CERNEBA, Centro Rionegrino en Buenos Aires. Actualmente es reconocido por su trabajo en programas radiales y televisivos, como: “Frutos de nuestra tierra”, por AM 740 La Carretera, y por TV Canal 10 de Río Negro; “El observatorio económico”; “Acortando distancia”; y “Al pie del termómetro”.
El manzano y el Limay
No quiero que conozcas
El fin de la pendiente
Quédate en mi sombra
Agüita del Limay.
Soy un manzano guacho
De viajera semilla
Que andaba con el viento
Y le gustó el lugar.
Quiero que comprendas
Que caes hacia un pozo
De gusto muy amargo
Al que le llaman mar.
En cambio te propongo
La paz de mis raíces
Ser sangre de mis venas
Mis frutos endulzar.
Estribillo:
Agüita cristalina
Que vienes de este Huapi
Detiene tu descenso
Apiádate de mí.
Vivo aquí tan solo
Muy lejos de las chacras
Que abajo en el valle
Tú vas a encontrar.
El mar que tanto buscas
Te quitará inocencia
La clara transparencia
De tu ingenuidad.
Por eso te conviene
Ser huésped de mi casa
Igual que la torcaza
Que en mí hizo su hogar.
Agüita….
Escuchá la canción
La historia de la canción, según su autor:
El Manzano y el Limay fue seleccionado en un concurso de poesía por César Isella, musicalizado por él, interpretado (cantado) por él, grabado y editado en su disco Frágil Amanecer, con el Grupo Cantoral como invitado.
Dice, además, Ferragut: “Todos tenemos un río adonde ir a soñar. Y nosotros, los del Comahue, lo tenemos al Limay”. Limay significa en lengua mapuche o mapudungun: “transparente”, “limpio”.
“La letra surge de la nostalgia, porque en esa época estaba estudiando periodismo en Buenos Aires. Regresé a Cipolletti un verano y fui con mis primos a pescar a orillas del río Limay, a un lugar hermoso que se llamaba Achi-có. Allí había una balsa vieja para llegar a San Carlos de Bariloche, para los que íbamos desde el Alto Valle. Luego, en ese lugar se construyó la represa Piedra del Águila.
A esa altura del Limay sólo hay sauces, y luego ya arbustos. Mientras pescaba, me llamó la atención que, en la otra orilla del río, había una planta sola, guacha, y que era un manzano.
Pero escribí la canción de vuelta, ya en Buenos Aires, desde la nostalgia.
Y tal vez, de tanto pedirle al Limay que se quedara con el manzano, que no siguiera su rumbo hacia el mar, pareciera que me hizo caso, y se arrinconó, formando un lago en la represa Piedra del Águila, donde creció su agua en cantidad y altura, hasta que lo tapó. De modo que el manzano quedó sepultado bajo el agua del Limay.
Podría decir que también quedé yo, durante un tiempo, inmerso en ese gran lago, que es la ciudad, dura y áspera, de Buenos Aires. Al punto que, en cierto modo, me sentía un manzano guacho”.
Además hemos escrito sobre Raúl, podés leerlo acá.
Raúl ha sido convocado como colaborador de este nuevo medio y esperemos que esta remembranza motive a nuestros queridos amigos artistas dediquen su tiempo y energía en musicalizar los dos bellos poemas que les hemos confiado. Pero además, que Raúl vuelva a tener ganas de seguir escribiendo para seguir embelleciendo su Patagonia amada y pintando su paisaje en nuestras almas.
Esteban “Colorado” López
