Gaviotas, de Boris Elkin
Preámbulo
Cuando la honestidad de la conciencia y el contacto con hombres dignos y paisajes campestres se unen para moldear un espíritu asociado, entrañablemente, al arado, al perfume de la tierra fresca y al umbral del cielo, surgen bellas y tiernas inspiraciones como la siguiente.
José María “Sejo” Sosa,
Coordinador de la sección Poesía.

Poema
Mi gaviota amiga, mi amiguita blanca,
¡qué alegre trabajo, cuando me acompañas!
Y, en tanto, el arado incansable traza
esos paralelos de mis esperanzas,
contemplo tu vuelo, y escucho tu charla,
que es canto al trabajo, y, es pan para el alma.
Por eso, contemplo, todas las mañanas,
el azul del cielo, que, al irte, surcaras,
buscando el saludo, que me hacen tus alas.
Mi gaviota amiga, mi amiguita blanca,
¡qué triste me siento cuando, tú, me faltas!
El surco parece más hondo, más negro.
Me parecen, las horas, ¡más largas!
… Y mientras la reja del aburrimiento
traza un surco profundo en mi alma,
pienso en tus desdenes, mi gaviota amiga,
y, una gran tristeza, siento que me embarga.
No sigues mi arado porque yo te quiero;
te interesa el surco, y el insecto que hallas.
Mi gaviota amiga, mi amiguita blanca,
¡qué alegre trabajo, cuando me acompañas!
¡Miénteme cariño! ¡Miénteme tu charla!
¡Miénteme el saludo que me traen tus alas,
pero, en pos de otro labrador, no vayas!
Semblanza de Boris Elkin
Boris Alejandro Elkin nació en Los Toldos, Buenos Aires el 26 de mayo de 1905.
Fue periodista, escritor, cirujano especialista en cuerdas vocales, actor de redioteatros y poeta, dedicado al género gauchesco. Hijo de chacareros inmigrantes judíos provenientes de algún país de Europa del Este que, a corta edad, se trasladaron a vivir a una chacra ubicada en el actual barrio San Francisco de la ciudad de Chivilcoy,
Sus poemas trasmiten un íntimo sentimiento de afecto hacia el gaucho y sus costumbres.
“¿Que lo trato con respeto y dignidad? … ¿Que conozco la idiosincrasia de nuestro gaucho y estoy adentrado en su psicología? … ¿Que manejo su lenguaje con ajustada propiedad? … ¡Bueno fuera que no! … ¡Yo nací junto a ellos! … ¡Aprendí de ellos! … ¡Soy uno de ellos!”, decía con orgullo.
“Soy un hombre criado en el campo -explicaba Boris Elkin- mitad gringo, mitad gaucho, que garabatea versos. Ni siquiera tengo la virtud de poseer imaginación: ‘Gaviotas’, lo escribí en la cabecera de una melga, mientras mis caballos tomaban un resuello”.

Falleció, en Buenos Aires, el 21 de junio de 1952.
En su homenaje, el 17 de enero de 1971 se instaló un monolito recordatorio, en el barrio San Francisco, kilómetro 159, de la ruta nacional N° 5 de Chivilcoy, donde había vivido Boris Elkin con su familia.